Aquí se muestran algunas posibilidades (unas más frecuentes que otras), que os conviene conocer para poner medidas a tiempo.
Abandono de los huevos.
Puede deberse a que la madre note que no están fecundados, o a que se haya visto sometida a gran estrés y decida no continuar incubando los huevos. Para prevenirlo tenemos que proporcionarles un lugar tranquilo, donde no haya movimientos bruscos ni ruidos excesivos, porque puede ponerla nerviosa.
Abandono de las crías.
Algunas veces ocurre, que porque se sienta amenazada, sin reservas para criar, o simplemente decida que no quiere seguir cuidando a su prole, puede abandonarlos.
Algunas hembras si ven que tienen muchas crías que cuidar, abandonan alguna y se centran en sacar adelante al resto.
Rotura de huevos.
A veces la madre por un susto, o por descuido entra corriendo literalmente al nido. También el padre puede provocar esto. Al entrar al nido bruscamente puede golpear algún huevo y agrietarlo, con lo cual el polluelo deja de crecer y muere.
Otra causa puede ser que la hembra los rompa para comérselos y así obtener las vitaminas que necesita tras la puesta de huevos. Siempre tiene que tener calcio antes, durante y después de la cría para reponerse tras el desgaste de la puesta.
Huevos no fecundados.
Muchas hembras primerizas nos sorprenden con el problema de que sus huevos no están fecundados. La mayoría de las veces en las sucesivas nidadas esto se soluciona y tan solo queda como la inexperiencia de los primerizos.
Otros casos, son aquellos en los que los padres no consiguen sacar ningún huevo con polluelo dentro. Esto puede deberse a que cualquiera de los padres sea estéril o que tengan alguna enfermedad o problema por los que se vean incapacitados para sacar adelante la nidada.
Continua puesta de huevos.
Aparentemente, puede no tener ninguna explicación lógica, ya que se da tanto en hembras que nunca han tenido pareja, como en criadoras habituales. Una posible solución si están en pareja, aunque es un poco cruel, consiste en separar a las parejas, y tenerlas aisladas un tiempo. Otra forma de intentar frenar esto, es dejándola huevos de plástico o huevos esterilizados de los que no puedan salir crías para ver si se les calman los ánimos.
Huevos atravesados.
Una forma de saber que la madre tiene problemas para depositar el huevo, es que permanece apática con el plumaje erizado en el fondo de la jaula, se muestra intranquila, entra y sale del nido e intenta hacer un gran esfuerzo para poner el huevo. Podemos notar el huevo palpándolo con mucho cuidado. Si una periquita sufre este problema hay que actuar rápido, de lo contrario puede morir en cuestión de horas si no expulsa el huevo. Más información en enfermedades.
[smartads]
Prolapso uterino.
Consiste en que el útero y las vísceras de la madre se desplazan hacia abajo y se desgarran. Los síntomas son los mismos que los de huevo atravesado. Más información en enfermedades.
Muerte de la madre.
Un problema derivado de este es la falta de calor. Sin la madre las crías pueden enfriarse y morir.
Si las crías tienen menos de diez días de edad es posible que mueran de inanición o que el padre no los pueda alimentar como requieren. Si la madre muere cuando tienen más de diez días, es posible que el padre los saque adelante él solo. Si vierais que el padre no los alimenta y tenéis a otra pareja que esté criando, la mejor medida es ponerle las crías a esa otra pareja y esperar que los acepten y los críen como si fueran suyos.
En el caso de que no tengáis otra pareja o que ésta no los acepte, lo que podemos hacer es alimentarlos a mano facilitándoles un medio de calor con luz artificial infrarroja.
Muerte del padre.
Si la hembra es buena madre, sacara a sus crías adelante, pero gastará demasiada energía en el proceso, por lo que la tendremos que dar un merecido descanso después de la nidada. Si por el contrario se siente incapacitada, abandonara a sus crías. Para salvarlas podemos seguir el método de la cría a mano.
Muerte de las crías dentro del huevo.
Puede deberse a falta de desarrollo por estar mal incubados, por algún defecto genético que les impidió desarrollarse por completo, debilidad y por consiguiente no poder abrir la cáscara del huevo, grietas o roturas de los huevos, cáscara excesivamente dura, huevos mal formados.
Muerte de las crías a costa de su madre o su padre.
Si son pequeñas y el macho esta encelado, es posible que las mate a picotazos, o que la propia madre sea quien quite la vida a sus crías. En este caso no hay nada que hacer, no podemos resucitarlas, pero podemos mejorar las condiciones para que en futuras ocasiones esto no vuelva a repetirse.
También es posible que las crías sean mayores, en torno al mes de edad, y la madre les agreda para echarlas fuera del nido porque quiere empezar otra puesta. En este caso lo que debemos hacer es separarlos de la madre y dejarlos con el padre o más adultos, vigilando que sigan comiendo o que el padre (u otro periquito adulto) les siga alimentando.
Muerte de alguna cría aplastada por otro hermano.
La diferencia de edad entre las crías puede tener como consecuencia que la mayor de todas aplaste al más pequeño sin darse cuenta. Para que esto no pueda ocurrir, lo mejor es que tengan un nido espacioso, y aún así hay que vigilar cada cierto tiempo el nido por si acaso ocurriera esto, sacar cuanto antes a la cría muerta y así evitar infecciones y enfermedades.
Infestación de ácaros.
Algunas veces, los ácaros de la sarna aprovechan las hendiduras de los nidos para instalarse allí. Si la madre se molesta puede incluso abandonar el nido, y si tiene polluelos, estos posiblemente se contagiaran de inmediato. Si la infección no es grave y los polluelos están crecidos, muchas veces conviene dejar que salgan del nido y comenzar un tratamiento con todos los periquitos, incluso los que parezcan no afectados. Si vemos que los ácaros están causando estragos, lo mejor es comenzar un tratamiento, (aunque la madre pueda abandonar a las crías) y cambiarles el nido hasta que sean más grandes.
Madres con picos deformados.
Lo mejor en estos casos es no dejarlas criar, ya que el defecto puede ser hereditario, o incluso puede degenerar tanto la forma del pico que se vea incapaz de alimentar a las crías.
Enfriamiento de los polluelos.
Este caso se da sobre todo cuando se cría en aviarios que se encuentren al aire libre. Si se produce un descenso brusco de la temperatura, las crías se enfriarán (su temperatura corporal desciende), y pueden llegar a morir. El enfriamiento puede provocar trastornos metabólicos, colapso circulatorio, e incluso puede paralizarse la digestión en el buche.
También puede ocurrir en el caso de que la madre muera (anteriormente citado).
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